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Por qué NO me gustó 'Roma'

Raúl Rodríguez Cota

Actualizado: 18 mar 2019

¡Sí, lo confieso! Yo soy uno de esos ‘especialitos’ a los que no les gustó Roma. Y es que, aunque ha sido alabada en todo el mundo, hay muchas personas por ahí que, como yo, realmente no entienden por qué se hace tanta algarabía por esta película.



¿Acaso soy un inculto que sólo es capaz de comprender las películas de Transformers? ¿O es que el Sergio Goyri que llevo dentro me impide disfrutar del triunfo que tiene otro mexicano?


¡Nada de esto! Más bien, a mi parecer, el problema es que Cuarón falló en grande en un elemento primordial de cualquier proyecto cinematográfico: el guion.


Roma tiene una gran cinematografía, una buenísima dirección y la ambientación es inigualable. Sin embargo, tiene una historia que simplemente parece no ir a ningún lado y que, cuando termina, hace que muchos nos quedemos con cara de ‘WTF’.


Pero, para explicar mi punto con mayor detalle, a continuación, te comparto las razones por las que pienso que esta cinta no fue del agrado de muchos.


Tarda mucho en arrancar


Normalmente, al inicio de cualquier historia, se establece quién es nuestro protagonista, quiénes son los personajes que lo rodean y cómo es el mundo en el que vive. Después, ocurre un evento que pone de cabeza la vida de nuestro protagonista, y dicho evento es lo que realmente pone en marcha la historia.


A este evento se le llama el ‘incidente incitador’, de acuerdo con Robert McKee.


Por ejemplo, el incidente incitador en Macario- película mexicana de 1960 también nominada al Oscar- ocurre cuando el personaje principal ve cómo cocinan varios enormes y jugosos guajolotes en un horno, y cómo éstos son llevados a la casa de unas personas adineradas. Al ver esto, Macario se da cuenta del contraste que hay entre los que tienen mucho dinero y la miseria en la que viven él y su familia.


Este simple evento pone en marcha una serie de situaciones que afectan en gran manera la vida de Macario y la de todos a su alrededor.



En el caso de Roma, el incidente incitador- lo que altera el orden en la vida de Cleo- es su embarazo, y es hasta este punto cuando nosotros nos damos una idea de hacia dónde va la película. ¡El problema es que tardamos mucho en llegar aquí!


De hecho, esto pasa cerca del minuto 37. Es decir, que es hasta este momento cuando realmente arranca la historia.

Antes de esto, lo único que hicimos fue conocer a los personajes. Vemos cómo es la relación entre Cleo, la familia y el perro; y eso está muy bien, pero pasar 37 minutos viendo a Cleo limpiar el patio, servir la comida, levantar a los niños, lavar la ropa, y haciendo otras actividades hacendosas más, ¡es realmente mucho tiempo!


Es por eso que, en este punto, ya muchos nos estamos desesperando, pues vemos que la historia parece no ir a ningún lado.


Ahora, volvamos con el ejemplo de Macario. Aquí, el incidente incitador ocurre cerca del minuto 12. Es decir, que al realizador sólo le tomó este corto lapso de tiempo para darnos a conocer a Macario y a su mundo, para después empezar con el verdadero drama de la historia: Macario está cansado de vivir en la miseria y piensa salir de ella a como dé lugar.


Una de las recomendaciones que se suele dar a los escritores, es precisamente introducir el incidente incitador en la historia lo más pronto posible; ya que, si no lo haces, podrías aburrir al espectador, pues sentirá que no está pasando nada en la película.


Justo como nos pasó a muchos con Roma.


No hay un objetivo claro


Si te fijas bien, nunca sabemos qué rayos es lo que quiere Cleo. ¿Tiene algún anhelo, sueño, deseo o ambición? Tal parece que no.


Durante gran parte de la película Cleo está muy contenta atendiendo a esta familia y recogiendo las cacas del Borras. Después de todo, ¡qué más se puede pedir en la vida!, ¿verdad?


El único momento en que vemos que Cleo tiene un objetivo claro y lucha por alcanzarlo, es cuando busca a su novio, Fermín, para pedirle que se haga cargo del hijo que van a tener.


El problema es que este objetivo empieza y termina en unas cuantas escenas. Es decir, no es un objetivo que se sostiene durante toda la película.


Sabemos que Cleo está embarazada en el minuto 37, que es cuando le da la noticia a Fermín, y en esta misma escena es cuando él la abandona.


Después de esto, Cleo no hace absolutamente nada por contactarlo o encontrarlo, sino hasta el minuto 74, que es la escena en la que llega al pueblo donde él entrena.


Lo que pasa a continuación es que el ingrato muchacho la manda al diablo al ritmo de unos movimientos de karate y ella vuelve a su casa; y una vez más, se queda sin ningún objetivo claro que perseguir, ¡y todavía nos faltan como 50 minutos para que termine la película!



¿Qué es lo que quiere Cleo? ¿Qué es lo que busca? ¿Huye de algo? Cuarón nunca lo explica.


Aquí muchos podrían argumentar que Cleo buscaba NO tener a su hija, pero esto más bien es una revelación final que realmente no recompensan las dos horas de historia sin rumbo que nos acabamos de chutar.


No hay riesgos


¿Qué puede perder Cleo? Si la señora de la casa se entera que está embarazada, ¿se quedará sin trabajo? Si el novio no quiere hacerse cargo de la bebé, ¿tendrá que darla en adopción?


Realmente Cleo no corre ningún riesgo en la película. Es decir, no tiene mucho que perder o no tiene nada en juego.


Hay un momento en que Cleo habla con su patrona y le dice que está embarazada, pero aquí mismo la jefa le dice que no se preocupe, que todo va a estar bien, que la familia la va a apoyar y que no la van a despedir.


En pocas palabras, no hay riesgos, no hay conflicto, no hay drama, no hay pex.


Obviamente, estas son buenas noticias para Cleo, ¡pero no para nosotros como espectadores! Porque lo que realmente queremos ver en una película es cómo un protagonista supera los obstáculos que le pone la vida. El problema con Roma es que los obstáculos aparecen y desaparecen prácticamente en las mismas escenas.


Cleo realmente no tiene un gran conflicto en la vida, porque si su novio no quiere hacerse cargo, ahí está la familia para la que trabaja que sí cuidará de ella.


Conclusión: no hay emoción y no hay suspenso.


Además, el hecho de que Cleo no tenga nada que perder también afecta la intensidad de otras escenas, como esa que ya vimos donde encuentra a Fermín en el campo de entrenamiento.


Aquí realmente no nos importa mucho que Fermín la haya mandado al diablo porque sabemos que ella no está sola, y que lo único que tiene que hacer es volver a la casa donde trabaja, donde estará bien.


Otra escena que también pierde intensidad es cuando Fermín le apunta con un arma en la mueblería. Muchos dicen que es una escena intensa, pero, seamos sinceros, ¿por qué Fermín habría de dispararle? ¿Qué motivo tendría para hacerlo? ¿Acaso Cleo amenazó con demandarlo para que se hiciera cargo de su paternidad? ¿O es que ella le siguió insistiendo y esto le molestaba? Nada de esto. Por eso, es que esta escena no tiene mucho sentido para mí. ¿Qué motivo tiene Fermín para matar a Cleo? ¡Pues ninguno!



No, no, no. Hay que ser serios, muchachos. Si uno de tus personajes apunta con un arma a otro, más vale que tenga un buen motivo para pensar en matarlo, y el motivo de “es que hace 9 meses ella me dijo que estaba embarazada” no parece ser uno muy fuerte.


Para que esta escena funcionara, Cleo debería haberle dado razones contundentes a Fermín para que éste siquiera considerara que quizás tendría que matarla, pero Cleo en realidad nunca es una amenaza para él. Por lo tanto, esta escena, en mi opinión, no tiene la fuerza que buscaba.


En fin, esto nos da la oportunidad de recalcar la importancia de que el personaje principal de una historia tenga algo que perder, pues esto hará que los espectadores sientan más empatía y les duela más cuando éste falle.


El pozo sin fondo del segundo acto


El segundo acto es uno de los más difíciles de escribir, y es donde muchos guionistas pierden el rumbo y el ritmo de sus historias. En parte, esto ocurre porque este acto es el más largo, pues generalmente tiene una extensión de 60 páginas.


En esta parte de la película es donde deben desarrollarse hasta sus máximas consecuencias todos los conflictos que se aborden. Sin embargo, en Roma, más bien presenciamos un segundo acto irregular, ambiguo y que no sabe muy bien hacia dónde va.


Sólo para recordar un poco, en el segundo acto tenemos una escena donde hay un terremoto (¿WTF?), después vemos una secuencia de unos 20 minutos donde Cleo y la familia van a un rancho a celebrar el Año Nuevo (aquí mismo hay una escena en donde ocurre un incendio y un hombre vestido de Krampus decide ponerse a cantar en lugar de sofocar las llamas). También vemos que uno de los niños le lanza un huevo de metal a otro quebrando un vidrio, y varias escenas más del mismo estilo.



Ahora, aquí es donde muchos nos preguntamos, ¿qué rayos tienen que ver todas estas escenas con la historia? Literalmente, podrías cortar toda la secuencia en donde van al rancho y no afectaría a la historia en absoluto, y eso mismo podrías hacer con otras partes más.


Es decir que, tranquilamente, se podría haber hecho una película que durara una hora y media, en lugar de dos.


Entiendo que muchos dirán que estas escenas sirven para darle un trasfondo a los personajes y a la historia, lo cual es un argumento válido. El problema es que un guionista debería ser capaz de crear escenas que hagan avanzar la historia (no que la estanque) al mismo tiempo que le da trasfondo a todo lo demás.


En el caso de Roma, sinceramente pienso que Cuarón no supo cómo rayos desarrollar la historia, y es por eso que nos encontramos con pasajes aleatorios en donde vemos gente disparando a un lago y cabezas de perritos colgados en una pared, entre otras cosas que no tienen mucha razón de ser.


De verdad creo que, mientras escribía el guion, Cuarón se dio cuenta de que tenía que meter algo que llenara el espacio que había entre la parte en que Fermín abandona a Cleo, y la parte donde se vuelven a encontrar en la mueblería.


¿Y qué fue lo que hizo ante este dilema? Poner secuencias que seguramente tienen un gran significado para él- porque son cosas que vio en su niñez- pero que para nosotros, como espectadores, simplemente no tienen sentido.


Aquí hay otra lección muy importante, todas las escenas de tu historia deben hacer que ésta avance. Si ya vimos a Cleo limpiando, cocinando y cuidando a los niños al inicio de la película, no necesitamos más escenas como esas. Ahora necesitamos que pase algo que realmente le dé un giro a la historia o complique más la trama (cosa que realmente nunca pasa).


Sé que es algo fuerte decir que Cuarón no supo desarrollar su guion. Sobre todo, tomando en cuenta que anteriormente ha sido nominado al Oscar en esta categoría; pero hay que recordar que esta es la primera vez en toda su carrera que hace un guion solo. Todos los demás los escribió haciendo equipo con varias personas más.


Exceso de simbolismos


De verdad, me parece absurda la cantidad de simbolismos que, se supone, tiene esta película. Al parecer, aquí todo tiene un significado oculto. Desde los aviones, hasta el agua, el terremoto en el hospital, el incendio en el rancho, las cabezas de los perritos en la pared, los Gansitos congelados, cuando a Cleo se le cae el pulque, etcétera. Todo es un simbolismo, ¡hasta las cacas del Borras tienen significado!, y esto ya es simplemente ridículo.



El problema con incluir tantos simbolismos en tu guion es que terminas haciendo una historia muy ambigua. Es decir, que todo se lo quieres dejar a la interpretación de la gente.


Por ejemplo, si buscas en internet cuál es el simbolismo de los aviones en Roma, te podrías encontrar con más de 10 explicaciones diferentes, y lo mismo aplica para todo lo demás.


Esto no es hacer un buen uso de los simbolismos, ya que estos deben significar algo muy concreto y exponer una sola idea de una manera clara.


No diez ideas, sino sólo una.


Tomemos como ejemplo el uso de simbolismos que se usó en la película Get Out, ganadora del Oscar al Mejor Guion Original en 2018.


La trama de esta película es acerca de un grupo de personas de raza blanca que tratan de sacar provecho de los afroamericanos, y hay una parte en la que el guionista, Jordan Peele, nos muestra cómo la villana piensa que los blancos son mejores que todas las demás razas, mientras come cereal Froot Loops.


Como sabes, los Froot Loops son cereales de diferentes colores, y como cualquier otro cereal, lo normal sería comerlos poniéndolos en un tazón y mezclándolos con leche. Sin embargo, en este caso, la villana coloca el cereal multicolor en un tazón y la leche en un vaso aparte, dando a entender que “lo blanco no se mezcla con otros colores, porque es superior”, ¡y es así como se construye una buena escena con significado oculto!



Por eso, recuérdalo muy bien, si quieres añadir alguna acción simbólica en tu historia, asegúrate que sea lo más concreta posible. Es decir, que sólo de pie a una única interpretación, no a varias.


En gustos se rompen géneros


Bueno, aunque hay otras razones por las que a mí no me enloqueció esta película, creo que estas serían las más importantes. Eso sí, hay que reconocer que tiene muchos valores de producción y puedo entender perfectamente por qué a algunas personas sí les fascinó y las conmovió.


Creo que, si eres de ese tipo de gente que puede apreciar una historia más contemplativa, Roma sin dudas te va a gustar, pues tiene una cinematografía de primerísimo nivel. De hecho, si planeas dedicarte a la dirección o a la fotografía, me parece que deberías ver y analizar esta película varias veces, ya que aprenderías mucho de ella.


Sin embargo, si eres una persona que necesita que una película le cuente una historia y que de hecho pasen cosas y los personajes sean más activos, entonces esta cinta no será de tu agrado, pues te parecerá lenta, aburrida y sin mucho sentido. Yo soy de este último tipo de persona.


Una prueba de que el guion no es muy bueno, es que depende en gran medida de la producción para funcionar bien. Es decir, que no es una historia que se sostenga por sí misma.


Para probar esto podemos hacer un ejercicio mental: Imagínate el mismo guion de Roma, pero dirigido por René Bueno (el director de Lo más sencillo es complicarlo todo). ¿Crees que el resultado sería el mismo? ¿René Bueno habría logrado estar nominado a 10 Oscar también? ¿Habría conmovido a tanta gente? Creo que todos podemos coincidir en que no.


Y ya sé lo que van a decir: “Es que René Bueno no es Cuarón. Es sólo un director promedio”.


Pero ese es el punto, muchachos. Si tú escribes una historia, ésta debe ser lo suficientemente sólida como para que pueda funcionar sin importar qué director la dirija. Ni modo que digamos: “Voy a escribir un guion, pero sólo puede ser dirigida por Steven Spielberg, si no, no funcionará”. ¡Sería absurdo escribir con esto en mente!


No, uno debe hacer siempre un guion tan bueno, que sea capaz de conmover, entretener, emocionar o impactar a la gente con la pura historia, independientemente de quienes sean los realizadores.


Por eso, el hecho de que el guion no sea fuerte por sí mismo es, para mí, una indicación de que la película se apoyó en otros recursos de producción para triunfar.


Defiende tu opinión


He notado que se ha vuelto un asunto súper delicado hacer una crítica a esta película. Hasta se siente que habría menos reacciones negativas si criticáramos al Papa en lugar de a Roma. ¡Todos están demasiado sensibles con este tema!


Muchachos, al final del día, esto solamente es una película; y como un proyecto artístico cualquiera, algunos lo van a valorar y otros no. Si te gusta o no te gusta, esto no te hace más inteligente, alto o guapo. Simplemente estás ante una obra que te mueve o que no te mueve, y eso es todo.


Habiendo dicho esto, es preocupante ver cómo hay personas que sienten un verdadero terror de explicar con honestidad lo que piensan de la película. He visto entrevistas en donde le preguntan a algún actor qué le pareció la actuación de Yalitza, y se le puede ver el miedo en sus ojos y se nota cómo miden cada palabra que van a decir.


Hombre, esto es absurdo. Si a ti no te gustó la actuación, ¡dilo! ¿O es que uno ya reniega de sus raíces mexicanas solamente porque no te gustó la actuación de una actriz? ¡Por favor!


Yo creo que cualquier persona tiene el maldito derecho de decir lo que le dé su gana, siempre y cuando no lo hagas de manera despectiva (como lo hizo Sergio Goyri).


Por eso, si la película no fue buena para ti, dilo; si las actuaciones no cumplieron, también dilo. No hay nada de malo en eso, ¿por qué lo habría?


Pero es una realidad de que, hoy por hoy, tal pareciera que a Roma no se le puede tocar ni con el pétalo de una rosa. De hecho, hemos llegado al punto de que Cuarón ha dicho que “cualquiera que diga que Yalitza se interpretó a sí misma, es racista”.


¿Say whaaaat? ¿Por qué demonios sería racista decir esto? Hay muchos actores que básicamente se interpretan a sí mismos en muchas películas, y aun así han logrado construir carreras exitosas en el mundo del cine.


Algunos que me vienen a la mente son Damián Alcázar, Joaquín Cosío y Hugh Grant. Estos actores prácticamente son el mismo personaje en todas las películas donde aparecen. No hacen un cambio de voz, se mueven igual, lucen igual. ¡Son ellos mismos siempre!


¿Por qué entonces sería racista si yo digo que un actor se interpreta a sí mismo? No, no, no. Todos necesitamos relajarnos un momento, por favor, porque esto se nos está saliendo de las manos.


Siempre que lo hagas de forma respetuosa, uno tiene el derecho de dar su opinión. Así que no perdamos esa bonita costumbre de tener libertad de expresión.


La prueba del tiempo


La verdad, es que la única forma de saber si Roma es realmente tan trascendental como muchos dicen es ver si pasa la prueba del tiempo.


Las películas que son verdaderas joyas, pasan esta prueba, y es por eso que cintas como Macario siguen fascinando a nuevas generaciones, a pesar de que fue hecha hace 60 años. Lo mismo pasa con Los Olvidados, que tiene ya 70 años.


¿Será Roma igual de relevante e impactante en el año 2090? ¿La apreciarán igual o con mayor fuerza las generaciones de ese entonces? Me gustaría tener un DeLorean y responderles esa pregunta, pero esto es algo que sólo el tiempo nos lo dirá.


En conclusión, lo que puedo decir es que Roma no es una mala película, pero simplemente no es para mí.


 
 

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